Las cosas bien hechas, bien merecen una recompensa. Si, también por parte de la afición. Así es que, ¡A LOS TOROS!
La previa
El buen sabor de boca que me dejo la gran novillada de Valdilecha el pasado 29 de mayo, no es más que uno de los alicientes para no perderme el tercer cartel propuesto por la Fundación Toro de Lidia para el Circuito de Novilladas de la Comunidad de Madrid.
Los toros anunciados con tiempo, novilleros de esos que van afianzando sus nombres en la temporada taurina y el grandísimo ambiente que día tras día van creando en las redes sociales los organizadores del circuito, animan a volver.
Esta vez será en el municipio de Navas del Rey y serán protagonistas del duelo ganadero los hierros de Guerrero y Carpintero (encaste Domecq) y Baltasar Ibán (encaste propio). Se medirán a ellos el valenciano Borja Collado, el mexicano Isaac Fonseca y el colombiano Leandro Gutiérrez, quizá, tres de los novilleros cuyo nombre más suena al aficionado. Apetece y mucho disfrutar de ellos y de la gran presentación de los novillos de Baltasar Ibán, cuya diferencia con los de Guerrero y Carpintero sea, por buscar alguna pega, el único aspecto a pulir de cara a los futuros compromisos.
Cuadrillas y orden de lidia:
Así fue la tarde
Un gran aguacero, acompañado de algún granizo y un sinfín de rayos y truenos quisieron dar la bienvenida a todos aquellos que se desplazaron a Navas del Rey para disfrutar de la tercera cita del Circuito de Novilladas de la CAM.
A pesar del recibimiento y la previsión meteorológica para el resto de la tarde, los novilleros echaron la tarde para adelante, decisión de la que minutos después se arrepintieron. Solo pudo lidiarse el primero de Guerrero y Carpintero, que aunque no destacó ni por echuras ni por trapío, si lo hizo por el genio que demostró desde el primer instante. A porta gayola lo recibió Borja Collado que durante el trasteo inicial se llevo un pequeño susto. Lo pegó mucho en el caballo sin ponerlo en suerte, y ya con la muleta trató de acoplarse al pitón derecho, pues el izquierdo fue impracticable. Sin muchos detalles por parte del joven, se hizo el novillo más manejable al rajarse en mitad de la faena. En chiqueros pudo torear hasta por el izquierdo y aunque la colocación de la espada pudo ser mejor, se tiró a matar de verdad. Los pocos que quedaron en el tendido por el fuerte aguacero que arreció a mitad de faena, muchos de ellos valencianos que lo acompañaban, le otorgaron la oreja y pidieron con fuerza la segunda.
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