Campañas políticas aparte, Madrid, aunque a medias tintas, está de vuelta. Las 6000 localidades que la peligrosa, digo poderosa, pareja que forman la Comunidad de Madrid y la Fundación Toro de Lidia, han puesto a la venta, han tardado algo menos de tres horas en venderse -colapso de la web desde las 10:00 incluido-. Así pues, con sabor a tarde grande, de las de no hay billetes, aunque con un agrio regusto a festival, las puertas de Las Ventas quedan abiertas de nuevo. No se hagan ilusiones, tras esto, de momento, no viene más.
¡Nos jugamos mucho!
Todos y cada uno de los 6000 afortunados que el domingo asistiremos a la Plaza de Toros de Las Ventas tenemos una responsabilidad. Y no, no voy a dar otra aburrida charla sobre tauromaquia. Está claro que Madrid no debería perder su esencia, su toro, su gusto o su rigor, acorde a un festival, por supuesto, pero es suyo. Todavía más claro deberíamos tener que hay muchas personas con el foco puesto en esta tarde, y por desgracia, no son aficionados quienes nos miran. Distancia de seguridad, mascarilla puesta, evitar grupos o prohibido fumar, no son recomendaciones sanitarias esta vez, sino una obligación que todo aficionado que quiera volver, debería de cumplir.
Y si el aficionado ha respondido en taquilla, y estoy seguro que lo hará en la plaza, ¿por qué no iban a responder organizadores y toreros?
Desde hoy (26/04/21) estaremos al tanto de todo lo que ocurra alrededor de la vuelta de los toros a la plaza de toros más importante del mundo. Enseñar los toros con antelación, una buena presentación de toreros y ganaderías o incluso un pequeño manual de "como ver una corrida de toros", no sería un mal comienzo para que lo que este festival pretende, se cumpla de verdad.
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