El día que pusimos la primera piedra





Ayer hizo seis años que la tauromaquia comenzó a caer, que el "animalismo" comenzaba a cimentar su imposición de una España alejada del toro bravo y todo lo que le rodea. Ayer hizo seis años que cayó el Toro de la Vega.

Tal día como ayer, 15 de septimbre, en 2015 toda España miraba de reojo a Tordesillas: Rompesuelas, toro de la ganadería "Herederos del Conde De La Corte", iba a convertirse en el último "Toro de la Vega" de la historia. A partir de aquel día, ningún toro volvería a ser lanceado en la Vega de la localidad pucelana.

Recorrió Rompesuelas las calles de Tordesillas, cruzó su inigualable puente, llegó a la vega y se le dio muerte, como manda la tradición. No hay nada más allá de esto. Un torneo, una tradición, algo que ha llegado hasta nuestros días y que, de repente, hemos perdido.

Hay desde entonces quien echa la culpa a las instituciones, por ceder a favor de unos pocos. Hay quien culpa directamente a esa minoría ruidosa. Pero seguro que como yo, también hay muchos que pensáis que la primera piedra de esta decadencia taurina la pusimos nosotros, los que en teoría defendemos al toro bravo.

Nos faltó unión.

Hay quien lo achaca a la forma de dar muerte al toro, mientras intenta convencer a los "animalistas" de por qué el toro bravo está hecho para morir en la plaza.

Hay quien lo achaca a que eso no le gusta, mientras pide ayuda a otros taurinos para que no acaben con los festejos de su pueblo.

Hay quien lo achaca a que aquello no es una tradición, mientras solicita que declaren patrimonio cultural los encierros de su pueblo.

Hay quien lo achaca a que aquello no es tauromaquia, mientras desprestigia a rejoneadores y recortadores porque nunca llegarán a vestirse de luces.

Y todos ellos se hacen llamar taurinos.

Yo sigo pensando que lo que nos faltó fue eso, unión. Y que aquel día se abrió un camino, se comenzaron a construir unos cimientos, que solo unidos podrán derribarse. Porque el debate que se abrió en 2015 no era el "si o no" a el Toro de la Vega, sino a la tauromaquia en una de sus expresiones, la más expuesta. Y con su caída - gracias a la falta de acción de muchos taurinos con quienes no iba aquello- han dejado en primera linea a otras expresiones, que esperemos, no se conviertan en la segunda piedra.

En nuestras manos está.


Daniel de la Morena (Andanada del 12)








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